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13 sept 2009

Baldwing Ruit y Constanza Rivero.

Baldwing estuvo casado con Constanza Rivero durante el lapso de 5 años. Al tercer año de matrimono Baldwing se preguntaba si alguna vez habia sentido amor verdadero por aquel saco de piel con olor a colonia y sabor a maquillaje. Cuando la miraba caminar, de manera torpe y desagradable, curvando sus amorfas curvas solo podía pensar en el olor a embutido.


¿Cómo habia esclavizado su vida a esa mujer? ¿O era que él la habia exclavizado a ella?

Silgfredo, era el padre de Constanza y dueño de la oficina donde Baldwing deseaba trabajar. Constansa en silencio habia comenzado a fijarse en el joven Baldwing que ha diario esperaba por una entrevista de trabajo que nunca llegaba. Poco a poco la hija comenzó a entregarsele, hasta que Baldwing le hizo el amor en los baños de la oficina de su padre. Meses después trabajaba para Silgfredo y esperaba un hijo de Constansa.


La noche de la boda el primer invitado en retirarse fue el mismo novio y la novia debió bailar el vals con su padre y amigos. Notorio fué que todos los invitados eran de Constanza, siquiera la madre de Baldwings fué al evento. Baldwings se acercó una cafeteria a jugar dominó hasta el amanecer. Cuando volvió a sus casa encontró a su mujer vestida de novia llorando en el cuarto de motel que Baldwing habia rentado para pasar esa noche. El motel olía a sexo y cigarrillo.


El maquillaje de la novia estaba corrido haciendola parecer una maniatica. Las sombras de sus ojos eran reveladores y apuntaban con odio a Baldwing.



_ Mañana me quitaré al bebé. -dijo con una franqueza de voz que pareció resonar en el cuarto-



Baldwing la miró y encendió la radio. Pasaban un tango llamado Av. de mayo. Se acercó a la ventana y miró por el vidrio las parejas que bajaban de los autos. De lejos se oian algun que otro quejido de mujer. La luz de la mañana entraba estrepitosamente por las finas cortinas y poco a poco las sombras se alargaban y comenzaban a perder su negruzco tono.


_ Me fallaste hoy, no te importó nada quedarte en la fiesta. ¿Verdad? - la mujer sonaba alterada y Baldwing la miraba inexpresivo, directamente a los ojos- ¿Sabes lo que dijo mi padre? Dijo: ¿ Que otra cosas puedes esperar? Tendrás un hijo para que ese imbecil lo crie? ¿Qué puede el enseñarle a una criatura?... Y yo me lo voy a quitar.


Baldwing encendió su cigarrillo y fumo mirandola. Las bocanadas de humo de Baldwing parecian impactar sobre el rostro de Constanza.

_ No debiste casarte de blanco. No sos virgen.


Ella lo miró sumamente adolorida y confundida.

_ Ya saque turno con un doctor. ¿Hay algo que te interese decirme?

Baldwing apago su cigarrillo en el cenicero y la miró directamente a los ojos.

_ Vas a pagar la muerte de Fernando con los mejores años de tu vida.
Y tomando sus lentes los limpió con su camisa, los apoyo en la mesa de luz y se acostó a dormir mientrás se preguntaba si todos leian la biblia de los cajone.


Baldwing recordó aquel momento mientrás aquella grasienta mujer en que se habia transformado Constanza le servia el almuerzo.
_ Antes eras una linda mujer. -le dijó un martes de enero sin motivo aparente-

A Constanza más que el mensaje le sorprendió escuchar a Baldwing hablandole tan espontaniamente. Hacia tiempo que no oía su voz.

La mujer lo miró con ojos ingestuales, simplemente lo miró.

_ Antes parecias una mujer.

Los ojos de la mujer se tornaron pesados y brumosos.

_ Creo que arruiné tu vida lo suficiente y no creo que haya mucho más que se pueda arruinar. Adiós. -dijo haciendo un parentesís claro entre la primera oración y el adios definitivo-

Puso sobre la mesa un fajo de dinero. La mujer lo miraba aún con ese rostro confuso. Hacia dos años que Constanza era rechazada sexualmente por Baldwing. Varias veces Baldwing la habia encontrado masturbandose. Pero Baldwing nunca decía nada, no reprendia, ni nada. Siquiera le hablaba si no era importante.

Finalmente la mujer tomó el dinero, se sacó el delantal y dejo caer una lágrima.

_ Perdón Baldwing por matar a tu hijo.

Baldwing jamás volvió a saber de ella. Luego de que Constanza cerrará por ultima vez la puerta, Baldwing pensó seriamente en mudarse a un monoambiente.

Baldwing guarda también el cajón donde guarda la navaja y las dos balas, el número de telefono del medico que mató a su bebé.

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