Modo de Lectura

La lectura de este blog debe realizarse de ABAJO HACIA ARRIBA, para poder seguir la historia, puesto que, cada nueva historia completa la anterior.

14 sept 2010

Baldwing y el correcto uso de sus cojones.

_Así que ahora tienes cojones?

Ella le preguntaba eso, con esa altivez que tal vez era su secreto.
 Quizás por lo único que podía amarla, aquella bailarina de circo habia sido su perdición.
_ Me imagino tus bolas colgantes y fofas...Y que piensas hacer con ellas...Decirle a tu jefe...me planté, no voy a ordenar sus papeles hoy?... Viejo, siempre serás una lacra. Ya te dije, si queres por $300 te entrego todo lo que puedas usar de mi cintura para abajo...

   Ella se burlaba de él, de su empleo típico,
 de su madruez rancia.  El tuvo ganas de dispararle a la cabeza
           y ver como se derramaba su sangre en la tierra.
 Lodo hecho con sangre, de que color sería?
_ Escarlata.
_¿Perdón? -dijo Baldwing-
La bailarina lo miró con aire de desafío.
_ Pensé que estabas pensando en mi ropa interior.
Baldwing se sonrojo. Lo habia hecho minutos antes de imaginarla muerta.
_ ¿Entonces que?, sólo viniste a molestar o piensas invertir de una buena vez.
_ Quizás nunca entiendas que te amo.

Un te amo de Balwing Ruit...
                                       que novelesco.
 En algunas cosas se parecía a Alexander, enamorado de una ramera.
Margot, Un poco artista, un poco puta.
Baldwing miró los pájaros volar. Respiró hondo y pensó en eso mientrás sacaba el arma
             y le volaba la cabeza.

El tutú quedó suspendido en un cuerpo reventado. El bello rostro detonó como una bomba de tiempo y se quebró en diez mil pedazos.  Baldwing entendía mejor ahora eso de lo étereo de lo bello. ¿Era lo mismo que efimero? Pero le costaba más distinguir el concepto de belleza interior.

Los perros comenzarón a ladrar cúando el silencio se hizo profundo y la altanera bailarina se transformó en un cuerpo con una ventana en la cabeza.

Baldwing Ruit es un oficinista de 67 años, experto archivero, mecánografo sin igual. Guarda en su cajón celosamente en su cajón: un pañuelo, una máquina de afeitar, un alfiler de gancho, un panfleto de circo. Durante años custodío celosamente la Magnum Carry con dos balas.  ¿Una bala es para él, para quien fué la otra?...
Definitivamente una fué para él, pero no de la forma que todos creiamos.


La tierra con sangre es de un color bordó bastante ópaco.